Las primeras zapatillas sintéticas de running de Bill Bowerman tenían dos ventajas; eran más ligeras y no absorbían el agua. Quizás la segunda no fuera una gran ventaja entre los corredores a menos que corras en el más lluvioso de los estados americanos, así que lo sintético siguió un recorrido paralelo a la piel.
El fútbol necesita esas dos ventajas, pero en 1998 el fútbol era demasiado tradicional como para basarse en zapatillas de clavos. Peter Hudson y Bob Combes trabajaron mano a mano con el jugador que más se parecía a un velocista, Ronaldo, para crear una nueva bota. Creada y desarrollada en Italia, algunos laboratorios de pruebas se escondían bajo diferentes nombres para que equipos semi profesionales probaran la piel sintética de la mercurial pensando que se trataba de la tradicional piel de canguro.
Diez años después Nike celebra la creación de la bota de fútbol más veloz de la historia. Una línea que ha estado unida desde el principio al nombre de Ronaldo.
Por ello vuelve a editar la primera de las mercurial y un libro que repasa cada uno de los goles que esas botas marcaron, desde el primero con el Inter hasta el último con el Milan.